domingo, 24 de abril de 2011

Historias chiqutas en la Feria del Libro 2011










Ayer, 23 de Abril, a las 18.15 hs. parte de nuestro grupo ( María, Emilce y Susana M) contamos cuentos para niños en el patio infantil, en la Feria del Libro 2011, junto a nuestro profesor Claudio Ledesma y una integrante del grupo "Las hijas del gallo", también alumna de Claudio.
Una experiencia muy linda, donde las historias chiquitas crecieron entre historias de amor, de lunas maravillosas, de conejos astutos y de brujas traviesas y buenas...
Los chicos y los grandes nos llenaron de aplausos, de sonrisas complices y los más importantes: los nenes atentos, iban opinando a cada momento lo que les pasaban a los personajes en cada cuento.

jueves, 21 de abril de 2011

Feria del libro Buenos Aires 2011

Historias chiquititas

Grupo Entre Brujas y Chamanes
Coordina Claudio Ledesma

Sábado 23 a las 18.15

Feria del Libro de Buenos Aires, Pabellón Azul
Rincón de Cuentacuentos

Presentación en la Enseña de las tres ranas. 16 de abril de 2011


Colombia te hace contar
Grupo de alumnos del taller de Montaje y Producción
Coordinan Mayerlis Beltrán y Fernando Cárdenas.

Participamos algunos integrantes del grupo una experiencia única y un taller lleno de aprendizaje.
Mayerlis y Fernando unos maestros espectaculares!!!
GRACIAS.

domingo, 10 de abril de 2011

Eduardo Galeano: "Los cuentacuentos anónimos me enseñaron lo que sé"

Sobre mi aprendizaje
Yo no tuve la suerte de conocer a Sherezade.
No aprendí el arte de narrar en los palacios de Bagdad.
Mis universidades fueron los viejos cafés de Montevideo.
Los cuentacuentos anónimos me enseñaron lo que sé.
En la poca enseñanza formal que tuve, porque no pasé de primero de liceo, fui un pésimo estudiante de historia.
Y en los cafés descubrí que el pasado era presente, y que la memoria podía ser contada de tal manera que dejara de ser ayer para convertirse en ahora.
No recuerdo la cara ni el nombre de mi primer profesor.
Fue cualquier parroquiano de esos que todavía se reúnen, en los pocos cafés que quedan, para evocar los tiempos en que había tiempo para perder el tiempo.
Él contó una historia, ahí en la rueda de amigos donde yo estaba de colado. Era una historia del año 1904.
Por la edad se veía que él no había ni nacido en aquel entonces, pero la contaba como si hubiera estado allí. Fue mi primera lección: el arte es una mentira que dice la verdad.
Y escuchando aprendí que se puede contar lo que pasó de tal manera que vuelva a ocurrir cuando uno lo cuenta, y que uno pueda escuchar ese remoto trueno de los cascos de los caballos, y que uno pueda ver sus huellas en la arena, aunque el suelo sea de baldosa o madera.
Y aquel hombre, para decir la verdad, mintió que él había recorrido las praderas ensangrentadas, después de una batalla, y había visto los muertos. Y uno de los muertos, dijo, era un ángel. Un muchacho bellísimo, con la vincha blanca roja de sangre. Y la vincha decía: «Por la patria y por ella», y la bala había entrado en la palabra «ella».


Sobre mi primer desafío en el arte de narrar
El pueblo boliviano de Llallagua vivía de la mina, y la mina devoraba a sus hijos. Metidos en los socavones, las tripas de las montañas, los mineros perseguían las vetas de estaño y en esa cacería perdían, en pocos años, los pulmones y la vida.

Yo había pasado un tiempito ahí, y me había hecho algunos amigos.
Y había llegado la hora de partir.
Estuvimos toda la noche bebiendo, los mineros y yo, cantando tristezas y contando chistes, a cual más malo.
Cuando ya estábamos cerca del amanecer, cuando poco faltaba para que el chillido de la sirena los llamara al trabajo, mis amigos callaron, todos a la vez, y alguno preguntó, o pidió, o mandó:
–Y ahora, hermanito, dinos cómo es la mar.
Yo me quedé mudo.
Insistían:
–Cuéntanos. Cuéntanos cómo es la mar.
Ninguno de ellos iba a verla nunca, todos iban a morir temprano, y yo no tenía más remedio que traerles la mar, la mar que estaba lejísimos, y encontrar palabras que fueran capaces de mojarlos.


Sobre los viajes de las palabras
Hace pocos meses, ante los estudiantes mexicanos, leí algunos relatos.
Uno de ellos, de mi libro Bocas del tiempo, contaba que el poeta español Federico García Lorca había sido fusilado y prohibido durante la larga dictadura de Franco, y que un grupo de teatreros del Uruguay había estrenado una obra suya en un teatro de Madrid, al cabo de tantos años de obligado silencio. Y al fin de la obra, esos teatreros no habían recibido los aplausos que esperaban: el público español había aplaudido con los pies, pateando el piso, y ellos habían quedado estupefactos. No entendían nada.

¿Tan mal habían actuado? Cuando me lo contaron, pensé que aquel trueno sobre la tierra podía haber sido para el autor, fusilado por rojo, por marica, por raro, una manera de decirle:
–Para que sepas, Federico, lo vivo que estás.
Y cuando lo conté, en la Universidad de México, me ocurrió lo que nunca había ocurrido en las otras ocasiones en que había contado esta historia: los estudiantes aplaudieron con los pies, patearon el piso con alma y vida, y así continuaron mi relato y continuaron lo que mi relato contaba, como si eso estuviera ocurriendo en un teatro de Madrid, unos cuantos años antes.
Y ese segundo trueno sobre la tierra estaba también dirigido al poeta fusilado, y era también una manera de decirle: Para que sepas, Federico, lo vivo que estás.

© Eduardo Galeano. Texto publicado bajo una licencia Creative Commons. Reconocimiento – No comercial – Sin obra derivada 2.5. Se permite copiar, distribuir y comunicar públicamente por cualquier medio, siempre que sea de forma literal, citando autoría y fuente y sin fines comerciales.

Fuente: Círculo Bellas Artes

martes, 5 de abril de 2011

"Cincuenta que cuentan" en Olavarría. 2 y 3 de abril de 2011











Este fin de semana parte de nuestro grupo de narración participó en Olavarría del NARRATÓN: "Cincuenta que cuentan", en la Red Municipal de Museos de los Pueblos, con la presencia de más de 300 personas.
Cabe señalar que los cincuenta cuenta cuentos somos egresados de Rayuela, de Capital Federal y de La Plata, que dirige Claudio Ledesma.
Todo comenzó a la mañana del sábado 2, en el Museo Municipal de Artes Plásticas Dámaso Arce, en Olavarría, donde fuimos recibidos por Maribel García, una persona encantadora. La organizadora y promotora de este maravilloso proyecto.
Por la tarde nos dirijamos al Museo en el pueblo de Espigas cuando fuimos recibidos por los Amiguitos del Museo y por vecinos de la localidad que lucían sus ropas típicas a caballo.
Luego nos dividimos para contar en distintos espacios: algunos lo hicieron en el patio del museo Municipal de Espigas, allí se contó cuentos para adolescentes y adultos jóvenes, otros espacio fue dentro del museo, allí se contaron cuentos para los abuelos y en la plaza se contó cuentos para niños.
Luego continuamos con los "cuentos guiados" donde se fue recorriendo cada lugar importante de la localidad, así fuimos conociendo su historia, y en cada parada nosotros los narradores fuimos contando nuestros cuentos para adultos y para niños.
A la noche nos quedamos a cenar en un lugar típico del pueblo.
Al otro día, domingo 3 de abril comenzamos por la tarde a recorrer varias localidades vecinas y cada uno de sus museos, donde encontramos lugares maravillosos, donde seguimos contando cuentos para chicos y adultos, como ser: el Museo Municipal de la Estación de Sierras Bayas. Más tarde llegamos al Museo Municipal Calera "La libertadora" donde se contaron cuentos de terror.
Proseguimos en Colonia Hinojo, donde también nos esperaban con comidas típicas y artesanías allí contamos en dos espacios: para niños y para adultos.
Luego llegamos al Museo "Miguel Stoessel Muller" de Colonia San Miguel, allí seguimos contando en tres espacios cuentos de género, para niños u otro para adultos, también probamos gastronomía típica de los alemanes del Volga y vimos sus artesanías.
Finalmente terminando el recorrido por los pueblos, llegamos a Sierra Chica, conociendo y contando en el Museo de la Piedra "Emma Occhi"
Luego volvimos a Olavarría para el cierre del Narratón en el Centro Cultural Hogar San José a las 20 hs, contando municuentos.
Fue un fin de semana de compartir y de vivir con gente fuera de serie, un público respetuoso, atento. Donde todos disfrutamos de las historias , vimos risas, emoción, diversión y orejas atentas a escuchar. Y muchas palabras en el aire, llenando esos espacios tan hermosos.
Gracias y esperamos que el año próximo poder volver.